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Mi perro tiene garrapatas, ¿qué hacer?

Las garrapatas son un problema al que tarde o temprano se enfrentan casi todos los dueños de perros. No importa lo cuidadosos que seamos o lo limpio que mantengamos siempre a nuestro perro, ya que es casi inevitable que en algún momento de su vida el animal se acerque a algún sitio en el que haya garrapatas. Basta un momento de proximidad para que la garrapata aproveche su oportunidad y nuestro perro vuelva a casa con un huésped no deseado.

En primer lugar, debemos saber a qué nos enfrentamos. Las garrapatas son un tipo de ácaro, un arácnido diminuto que se alimenta la sangre de animales vertebrados de sangre caliente como los perros, entre muchos otros.

Miden de 3 a 5 mm, más o menos con la forma y el tamaño de una lenteja, y son de color negro. Tienen ocho patas, pero no pueden volar ni, contrariamente a lo que creen muchas personas, saltar muy lejos.

En realidad, las garrapatas no son demasiado ágiles. Pero no les hace falta: se aferran a los extremos de plantas, hierbas o arbustos, y allí esperan a que algún animal las roce. Cuando eso sucede, se enganchan rápidamente al cuerpo de su anfitrión.

La primera y el verano son las estaciones críticas, en las que las garrapatas maduras están listas para alimentarse y reproducirse. Durante esos meses, es recomendable que extrememos las precauciones cuando paseemos por el campo con nuestro perro.

Existen dos tipos de garrapatas:

  • Garrapatas duras: las más comunes, y las que solemos ver en los perros. Podemos identificarlas por el pequeño caparazón blanquecino que cubre total (en los machos) o parcialmente (en las hembras) la parte superior de su cuerpo.
  • Garrapatas blandas: similares a las anteriores, pero sin caparazón. Suelen instalarse en la zona de las orejas.

Cómo saber si mi perro tiene garrapatas: los síntomas

Una vez en el cuerpo del perro, la garrapata se dirigirá a zonas como las orejas, el cuello, las ingles, entre las almohadillas de las patas… es decir, allí donde la piel es más fina y el parásito puede acceder con mayor facilidad a los vasos sanguíneos que hay debajo.

Inicialmente, el perro no sentirá la picadura. Esto se debe a que, antes de picar, las garrapatas inyectan un líquido anestésico que hace que la picadura no duela. El efecto dura aproximadamente un par de días, durante los que el perro no será consciente del problema. Pasado ese tiempo, nuestro amigo peludo notará al principal síntoma que causa la garrapata: un picor constante y muy molesto.

El perro no parará de intentar aliviarse, ya sea con las patas, frotándose contra las paredes y el suelo, o incluso empleando los dientes. De hecho, nuestro perro puede llegar a lesionarse a sí mismo en su afán por combatir el picor.

También son habituales la aparición de derrames en la piel y la parálisis localizada, esta última producida por ciertas sustancias presentes en la saliva de la garrapata.

Las garrapatas no suelen ser peligrosas, salvo que permanezcan durante mucho tiempo en el cuerpo del perro o regurgiten en su interior (en el siguiente apartado veremos cómo evitar este problema al extraerlas). En esos casos, pueden producir enfermedades como las siguientes:

  • Anaplasmosis
  • Babesiosis
  • Enfermedad de Lyme.
  • Parálisis general.
  • Hepatozoonosis

¿Cómo quitar garrapatas a un perro?

Si descubrimos que nuestro perro tiene garrapatas, no debemos alarmarnos: con un poco de cuidado, podremos quitarlas nosotros mismos.

Ante todo, no debemos arrancarlas ni rociarlas con aceite, alcohol o éter. Ambos procedimientos pueden causar que la garrapata agonizante regurgite en el interior del cuerpo del perro, lo que le crearía numerosas complicaciones de salud. Si la arrancamos, tendremos además un problema adicional: la cabeza se quedará dentro del perro, y sacarla puede resultar complicado.

Para quitarle una garrapata al perro, debemos huir de los remedios caseros y, para mayor seguridad, seguir este procedimiento:

  • Coger unas pinzas. Hay pinzas específicas para garrapatas, pero también pueden valernos, si somos cuidadosos, unas pinzas para extraer pelos que no estén afiladas. También es recomendable utilizar guantes.
  • Apartar el pelo del perro para ver con claridad la garrapata. Así podremos actuar con mayor comodidad.
  • Con delicadeza, cerrar las pinzas lo más cerca posible de la cabeza de la garrapata. No debemos apretar mucho, ya que podríamos matarla mientras aún está dentro, lo que nos llevaría a los problemas que hemos mencionado líneas arriba. Es importante cogerla en la zona cercana a la cabeza, que puede sobresalir ligeramente de la piel del perro, y no del cuerpo. De lo contrario, la garrapata podría partirse.
  • Extraer la garrapata. Para ello, debemos estirar de forma constante, con firmeza pero sin ejercer demasiada fuerza, hacia arriba y ligeramente hacia delante. Si somos pacientes, la garrapata terminará por salir entera, momento en el que podremos eliminarla sin riesgos. Lo más recomendable es aplastarla o quemarla, ya que tirarla a la basura o por el inodoro no son métodos eficaces.
  • Desinfectar la zona. Con suavidad, limpiaremos la zona afectada con agua, jabón y, si es necesario, un poco de agua oxigenada.

Si no estamos seguros de cómo quitarle las garrapatas a nuestro perro, o si no tenemos claro si seremos capaces, lo recomendable será acudir al veterinario para que las extraiga él.

También podemos recurrir a un espray antiparasitario. Estos productos se aplican directamente sobre el parásito, y pueden hacer que se suelte por sí mismo. Solo tendremos que estar atentos para cogerlo y eliminarlo.

En caso de infestación de garrapatas

Si descubrimos que nuestro perro tiene muchas garrapatas, lo mejor será prevenir: deberemos llevarlo al veterinario para que las extraiga y realice un examen general del animal, especialmente si presenta síntomas como fiebre, debilidad muscular, apatía, etc.

No debemos olvidar, además, que las garrapatas también pueden picarnos y transmitirnos enfermedades a nosotros. Por ello, debemos ser cuidadosos al tratar con estos parásitos, en especial si hay más de uno.

Si encontramos picaduras, pero no garrapatas, no debemos dar por inmediatamente sentado que ya no están ahí. Es posible que se hayan movido por el cuerpo del perro, o incluso que hayan pasado al nuestro. En ciertos casos, incluso puede ser recomendable desinfectar la casa para evitar que las garrapatas se reproduzcan.

2022-12-02T09:55:49+01:00 18/11/2019 9:00:23 |Enfermedades, Salud|Sin comentarios
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